Un voto (sdom-pa) es una forma sutil e invisible en un continuum mental, que moldea el comportamiento. Específicamente, es una restricción de cometer una “acción innombrable” (kha-na ma-tho-ba), ya sea una destructiva por naturaleza (rang-bzhin-gyi kha-na ma-tho-ba) o una prohibida por el Buda (bcas-pa’i kha-na ma-tho-ba) a individuos específicos que se encuentran entrenando para lograr ciertas metas. Un ejemplo del primer tipo es tomar la vida de otro; un ejemplo del segundo es comer después del mediodía, mismo que los monásticos evitan para que sus mentes estén más claras al meditar por la noche y a la mañana siguiente.

Existen dos etapas en el desarrollo de la bodichita: de aspiración (smon-pa’i sems-bskyed) y de acción (‘jug-pa’i sems-bskyed). Tan sólo con la segunda tomamos los votos del bodisatva.

[Para leer más sobre la diferencia entre las dos etapas, ver: Acciones para el entrenar en el estado comprometido de la bodichita de aspiración.]

Tomar los votos del bodisatva (byang-sems sdom-pa) implica la promesa de evitar dos conjuntos de acciones negativas que el Buda prohibió a aquellos entrenándose como bodisatvas para alcanzar la iluminación y ser del mayor beneficio posible a otros. Estos son:

  1. Dieciocho acciones que, si se cometen, constituyen una ruptura a los votos raíz (byang-sems-kyi tsa-ltung).
  2. Cuarenta y seis tipos de comportamiento inadecuado (nyes-byas).

Una ruptura a los votos raíz significa la pérdida del conjunto entero de votos del bodisatva. Es una ruptura en el sentido de que conduce a un deterioro en el crecimiento espiritual y obstaculiza el desarrollo de cualidades positivas. La palabra raíz denota que son acciones a eliminar de raíz. Por facilidad de expresión a este par de conjuntos generalmente se les conoce como votos raíz y votos secundarios del bodisatva. Ofrecen excelentes lineamientos sobre el tipo de comportamiento a evitar si deseamos beneficiar a otros de la forma más pura y completa posible.

El maestro indio de la etapa tardía del siglo décimo, Atisha, recibió esta versión particular de los votos del bodisatva de parte de su maestro de Sumatra, Darmamati de Suvarnadvipa. Más tarde, resumió sus fuentes bibliográficas en el Compendio de entrenamientos (bSlabs-btus, sct. Shikshasamuccaya) y la transmitió a Tibet. Todas las tradiciones tibetanas actuales la siguen, mientras que las tradiciones budistas derivadas de China observan versiones diversas de los votos del bodisatva.

La promesa de sostener los votos del bodisatva no sólo se refiere a esta vida, sino a cada vida subsecuente hasta la iluminación. Así, estos votos continúan en nuestro continuum mental en vidas futuras, como formas sutiles. Si hemos tomado los votos en una vida pasada, no los perderemos al cometer una transgresión plena ahora, a menos que los hayamos tomado de nuevo en la vida presente. Retomar los votos por primera vez en esta vida refuerza el impulso de nuestros esfuerzos para lograr la iluminación que ha estado creciendo desde la primera vez que los tomamos. Por ello, los maestros mahayana enfatizan la importancia de morir con los votos del bodisatva intactos y fuertes. Su presencia perdurable en nuestro continuum mental sigue acumulando potenciales positivos (mérito) en vidas futuras, incluso antes de que los revitalicemos al tomarlos de nuevo.

Examinemos ahora las dieciocho acciones negativas que constituyen una ruptura a los votos raíz, siguiendo al fundador de la tradición gelug, Tsongkapa, y su comentario del siglo quince sobre los votos del bodisatva, Una explicación de la disciplina ética de los bodisatvas: El camino principal a la iluminación (Byang-chub sems-dpa’i tshul-khrims-kyi rnam-bshad byang-chub gzhung-lam). Cada una de estas acciones tiene varias estipulaciones que necesitamos conocer.
Las dieciocho rupturas a los votos raíz del bodisatva

  1. Alabarse a sí mismo y menospreciar a otros. Esta ruptura se refiere a pronunciar palabras humillantes a alguien en una posición inferior. La motivación debe incluir ya sea deseo de ganancia, alabanza, amor, respeto, etc. de la persona a quien nos dirigimos, o bien celos a quién menospreciamos. No tiene relevancia si lo que decimos es cierto o falso. Los practicantes que presumen ser budistas deben cuidarse de no cometer esta ruptura.
  2. No compartir enseñanzas de Darma o riquezas. Aquí, la motivación debe ser específicamente apego y tacañería. Esta acción negativa incluye no sólo ser posesivos de nuestras notas o grabaciones, sino también ser tacaños con nuestro tiempo y negarnos a ayudar cuando es necesario.
  3. No escuchar las disculpas de otros o golpearlos. La motivación de ambas debe ser el enojo. El primer caso se refiere a un evento en sí en el que le gritamos o golpeamos a alguien que suplicó ser perdonado, o alguien más nos pidió que nos detuviéramos y nosotros nos negamos. El segundo caso se refiere simplemente a golpear a alguien. Algunas veces puede ser necesario dar un golpe a un niño o a una mascota rebelde, si no nos hace caso, para evitar que corra a la calle. Pero nunca resulta apropiado, o útil, disciplinar por enojo.
  4. Proponer enseñanzas inventadas y desechar las del mahayana. Esto quiere decir rechazar enseñanzas correctas acerca de un tema concerniente a los bodisatvas, tales como su comportamiento ético, y sustituirlas por una instrucción plausible aunque engañosa sobre el mismo tema; plantearlas como auténticas y enseñarlas a otros para que se conviertan en nuestros seguidores. Un ejemplo de esta ruptura es cuando los maestros, temerosos de ahuyentar a los estudiantes potenciales, justifican el comportamiento moralmente liberal con la explicación de que cualquier tipo de acción es aceptable siempre y cuando no dañe a otros. No es necesario ser maestro para romper el voto. Podemos hacerlo aún en una charla informal con otros.
  5. Tomar ofrendas que fueron dispuestas para la Triple Joya. Se rompe el voto al robar o malversar cualquier ofrenda o pertenencia de los Budas, el Darma y la sanga, y después contemplarlo como propio, ya sea que se haga personalmente o delegándolo a alguien más. La sanga, en este contexto, se refiere a cualquier grupo de cuatro o más monásticos. Algunos ejemplos son la malversación de fondos donados para construir un monumento budista, para imprimir libros de Darma o para alimentar a un grupo de monjes o monjas.
  6. Traicionar al Darma sagrado. Aquí, la ruptura consiste en negar que las enseñanzas escritas de los vehículos de los shravakas, pratyekabudas o bodisatvas sean palabra del Buda, o causar que otros lo nieguen, al externar nuestras opiniones. Los shravakas son aquellos que escuchan las enseñanzas de un Buda mientras se encuentran aún presentes, mientras que los pratyekabudas son practicantes que evolucionan por sí mismos y viven principalmente durante las eras oscuras en las que el Darma no se encuentra disponible en forma directa. Para lograr avanzar espiritualmente, dependen del entendimiento intuitivo obtenido gracias al estudio y la práctica realizados en vidas previas. El conjunto de ambas enseñanzas constituye el hinayana, o “vehículo modesto” para obtener la liberación personal del samsara. El vehículo del mahayana enfatiza los métodos para obtener la iluminación completa. El negar que todas, o algunas de las escrituras de cualquiera de estos vehículos provengan del Buda, constituye una ruptura a los votos raíz. Mantener este voto no quiere decir renunciar a una perspectiva histórica. Las enseñanzas del Buda fueron transmitidas de forma oral durante siglos antes de ser plasmadas en forma escrita, por lo que indudablemente ocurrieron perversiones y falsificaciones. Desde luego que los grandes maestros que recopilaron el canon budista tibetano rechazaron algunos textos que consideraron falsos, sin embargo, en lugar de tomar decisiones basadas en prejuicios, utilizaron el criterio del maestro indio del siglo séptimo, Darmakirti, para afirmar la validez de cualquier material, y este es la habilidad de su práctica para lograr un mejor renacimiento, la liberación o la iluminación. Las diferencias de estilo entre las escrituras budistas, e incluso dentro de un mismo texto, a menudo indican los distintos momentos en que diversas porciones de las enseñanzas fueron escritas o traducidas a los diferentes idiomas. Por lo tanto, estudiar las escrituras usando la metodología moderna del análisis de contenidos, con frecuencia puede ser de utilidad y no entra en conflicto con este voto.
  7. Retirar la túnica a monásticos ordenados o cometer actos tales como robar sus hábitos. Esta ruptura se refiere específicamente a un acto encaminado a dañar a uno, dos o tres monjes o monjas budistas, sin importar su estatus moral o su nivel de estudio o práctica. Tales actos deben estar motivados por mala fe o malicia, e incluyen golpearlos o abusar verbalmente de ellos, confiscar sus bienes o expulsarlos de sus monasterios. Sin embargo, expulsar a algún monje o monja no es una ruptura si a su vez han roto uno de los cuatro votos mayores: no matar, especialmente a un ser humano; no robar, particularmente lo perteneciente a la comunidad monástica; no mentir, específicamente respecto a logros espirituales; y mantener celibato total.
  8. Cometer cualquiera de los cinco crímenes atroces. Los cinco crímenes atroces (mtshams-med lnga) son: (a) matar a nuestro padre, (b) matar a nuestra madre, o (c) matar a un arjat (ser liberado), (d) sacarle sangre a un Buda con mala intención y (e) causar ruptura en una comunidad monástica. El último crimen atroz se refiere a repudiar las enseñanzas del Buda y su institución monástica, hacer que los monjes y monjas las rechacen, y reclutarlos en nuestra nueva religión y tradición monástica recién fundada. No se refiere a dejar un centro de Darma u organización, especialmente si se hace por corrupción en la organización o en sus maestros espirituales, y fundar otro centro que efectivamente siga las enseñanzas del Buda. Además, el término sanga en este crimen atroz se refiere específicamente a la comunidad monástica, no se refiere a la “sanga” como sinónimo de la congregación de una organización o centro de Darma, en el uso no tradicional del término, acuñado por los budistas occidentales.
  9. Mantener una visión distorsionada y antagónica. Esto significa negar aquello que es valioso y verdadero, tal como la ley de causa y efecto del comportamiento, una dirección positiva y segura en la vida, el renacimiento y la liberación de este último. Así como a tener una actitud antagónica hacia a estas ideas y quienes las sostienen.
  10. Destruir lugares tales como pueblos. Esta ruptura incluye demoler, bombardear o degradar, intencionalmente, el medio ambiente de un pueblo, ciudad, distrito o área rural, volviéndolo inapropiado, dañino o difícilmente habitable para seres humanos o animales.
  11. Dar enseñanzas sobre el vacío a aquellos cuyas mentes no están entrenadas. Los principales objetos de esta ruptura son las personas con la motivación de la bodichita que aún no están listas para entender la vacuidad. Tales personas se asustarían o confundirían por esta enseñanza y a raíz de esto abandonarían el camino del bodisatva por el de la liberación personal. Esto puede ocurrir como resultado de pensar que, si todos los fenómenos están vacíos de existencia inherente y encontrable, entonces nadie existe, así que ¿para qué la molestia de trabajar en beneficio de otros? Esta acción también incluye el enseñar la vacuidad a cualquiera que pudiera malinterpretarla y como resultado abandonara el Darma completamente, por ejemplo al pensar que el budismo enseña que nada existe y por lo tanto no es más que un disparate. Al carecer de percepción extrasensorial, es difícil saber si las mentes de otros están suficientemente entrenadas para no distorsionar las enseñanzas sobre el vacío de todos los fenómenos. Por lo tanto, es importante guiar a otros hacia estas enseñanzas con explicaciones gradualmente más complejas y verificar periódicamente su comprensión.
  12. Apartar a otros de la iluminación completa. Los objetos de esta acción son las personas que ya han desarrollado la motivación de la bodichita y que se esfuerzan por obtener la iluminación. La ruptura consiste en decirles que no son capaces de actuar todo el tiempo con generosidad, paciencia, etc. En otras palabras, decirles que es imposible que se conviertan en un Buda, de tal forma que sería mucho mejor esforzarse únicamente por su propia liberación. Esta ruptura no se completa a menos que efectivamente abandonen el objetivo de la iluminación.
  13. Apartar a otros de sus votos pratimoksha. Los votos de la liberación individual, llamados pratimoksha (so-thar sdom-pa), incluyen aquellos para laicos, monjas en periodo de prueba, monjes y monjas novicios, y monjes y monjas ordenados. Los objetos en este caso son las personas que observan alguno de estos conjuntos de votos. La ruptura es decirles que no tiene caso mantener los votos de pratimoksha para un bodisatva, porque todas sus acciones son puras. Para que esta ruptura sea completa, la persona debe efectivamente abandonar sus votos.
  14. Menospreciar el vehículo del shravaka. La sexta ruptura a los votos raíz consiste en repudiar que los textos de los vehículos del shravaka o del pratyekabuda sean palabras auténticas del Buda. Aquí, se aceptan como auténticos, pero se rechaza la efectividad de sus enseñanzas y se sustenta que es imposible liberarse de las emociones y actitudes perturbadoras por medio de sus instrucciones, por ejemplo aquellas acerca del vipasana (meditación del discernimiento profundo).
  15. Proclamar una realización falsa de la vacuidad. Cometemos esta ruptura si no hemos llegado aun a la realización de la vacuidad y sin embargo enseñamos o escribimos acerca de ella fingiendo lo contrario, motivados por envidia a los grandes maestros. No importa si los estudiantes o lectores son engañados, sin embargo, estos deben entender lo que explicamos. Si no comprenden nuestra presentación, la ruptura queda incompleta. Aunque este voto se refiere a proclamar falsas realizaciones, específicamente de la vacuidad, es evidente que debemos evitar lo mismo al dar enseñanzas sobre la bodichita u otros temas del Darma. No se comete ninguna falta al enseñar la vacuidad antes de haber llegado a su realización, siempre y cuando se deje esto claro, así como el hecho de que se explica meramente desde el propio nivel actual de entendimiento provisional.
  16. Aceptar aquello que ha sido robado a la Triple Joya. Esta ruptura consiste en aceptar como regalo, ofrenda, salario, recompensa, multa o soborno cualquier cosa que haya sido robada o malversada a los Budas, el Darma o la sanga, incluyendo aquello que hubiese pertenecido tan sólo a uno, dos o tres monjas o monjes. Tanto si el robo o malversación fue hecho de forma personal o delegado a alguien más.
  17. Establecer políticas injustas. Esto se refiere a tener predisposición contra practicantes serios, ya sea por enojo u hostilidad hacia ellos, y favorecer a aquellos con logros menores o nulos por apego a ellos. Un ejemplo de esta ruptura consiste en dar la mayor parte del tiempo como maestros a estudiantes particulares ocasionales, capaces de pagar altos honorarios, y desatender a estudiantes serios que no pueden pagarlos.
  18. Abandonar la bodichita. Esta ruptura se refiere a abandonar el deseo de obtener la iluminación en beneficio de todos. Existen dos niveles de bodichita: de aspiración y de acción. Aquí nos referimos al primero. Al abandonar el primero, perdemos también el segundo.

A veces se especifica una decimonovena ruptura a los votos raíz:

19. Menospreciar a otros con versos o palabras sarcásticas

Sin embargo, esta puede incluirse, en la primera ruptura a los votos raíz del bodisatva.

Mantener los votos

Al entrar en contacto con votos como estos, es posible que sintamos que son difíciles de mantener y nos dé miedo tomarlos. Sin embargo, podemos evitar sentirnos intimidados al conocer claramente de qué se tratan. Hay dos maneras de explicarlos. La primera es que los votos son una actitud que adoptamos ante la vida para evitar ciertos tipos de conducta negativa. La otra es que son una forma o molde sutil que damos a nuestra vida. En cualquier caso, mantener los votos demanda presencia mental (dran-pa), un estado de alerta (shes-bzhin) y autocontrol de nuestra parte. Con presencia mental, recordamos nuestros votos durante el curso de cada día. Con alerta, vigilamos nuestro comportamiento para verificar si concuerda con los votos. Si descubrimos que los transgredimos, o que estamos apunto de hacerlo, ejercitamos el autocontrol. De esta forma, definimos y mantenemos en forma ética nuestra vida.

Observar los votos con presencia mental no es algo demasiado extraño o difícil de lograr. Al manejar un auto estamos de acuerdo en seguir ciertas reglas para minimizar accidentes y maximizar la seguridad. Estas reglas dan forma a nuestra manera de manejar, de tal forma que evitamos acelerar demasiado e invadir el carril contrario, mientras que definimos el camino más práctico y realista para llegar a nuestro destino. Tras acumular experiencia, seguir estas reglas se convierte en algo tan natural que mantenerlas en mente no implica mayor esfuerzo, ni nos agobia. Lo mismo ocurre al mantener los votos del bodisatva o cualquier otro voto ético.

Los cuatro factores necesarios para romper los votos

Perdemos nuestros votos cuando dejamos totalmente de moldear nuestra vida con ellos, o dejamos de intentar mantenerlos. A esto se le llama ruptura a los votos raíz. Cuando ocurre, la única forma de recuperar este molde ético es reformar nuestras actitudes, realizar un procedimiento de purificación tal como la meditación sobre el amor y la compasión, y retomar los votos. Entre las dieciocho rupturas raíz del bodisatva, tan pronto como desarrollamos el estado mental del noveno (una visión distorsionada y antagónica) o del decimoctavo (abandonar la bodichita), por el mero hecho de nuestro cambio de opinión, perdemos la forma ética en nuestra vida marcada por los votos del bodisatva, y por ende detenemos nuestros esfuerzos por mantenerla. Consecuentemente, perdemos inmediatamente todos nuestros votos de bodisatva y no sólo aquellos que específicamente hemos desechado.

Transgredir los otros dieciséis votos del bodisatva no constituye una ruptura a los votos raíz a menos que la actitud que acompaña al acto contenga los cuatro factores necesarios para romperlos (kun-dkris bzhi). Estos factores deben ser sustentados y mantenidos desde el momento inmediato después de desarrollar la motivación de romper el voto hasta el momento justo después de completar el acto de trasgresión.

Los cuatro factores necesarios para romper los votos son:

  1. No considerar que el acto negativo es perjudicial, ver en él sólo ventajas, y llevar a cabo la acción sin arrepentimiento alguno.
  2. Estar acostumbrados a cometer la trasgresión sin tener el deseo ni la intención de evitar repetirla en el presente o en el futuro.
  3. Deleitarse en la acción negativa y llevarla a cabo con gusto.
  4. No tener dignidad moral (ngo-tsha med-pa, sin sentido del honor) ni dar importancia a cómo nos hacen quedar nuestras acciones ante los otros (khrel-med, sin sentido de vergüenza), tales como nuestros maestros o padres. Esto implica no tener ninguna intención de reparar el daño que nos infringimos.

A menos que las cuatro actitudes acompañen a la transgresión de cualquiera de los dieciséis votos, el molde del bodisatva no desaparece de nuestra vida, así como el esfuerzo por mantenerlo, aunque ambos se habrán debilitado. Existe una gran diferencia entre meramente romper o perder estos dieciséis votos.

Por ejemplo, supongamos que no prestamos uno de nuestros libros debido a nuestro apego y avaricia. No vemos ningún problema en nuestra actitud, después de todo podrían derramarle café o no regresarlo. Nunca hemos prestado nuestros libros y no tenemos intención alguna de cambiar esta política, ni ahora ni en el futuro. Es más, nos sentimos a gusto con nuestra negación. Al carecer de dignidad moral, no sentimos vergüenza alguna al decir que no. No nos interesa cómo quedamos ante los demás con nuestra negativa, a pesar de que supuestamente deseamos llevar a todos hasta la iluminación, ¿cómo es posible que no estemos dispuestos a compartir cualquier fuente de conocimiento que tengamos? Con un descaro total, no damos la menor importancia a cómo hace quedar nuestra negativa a nuestros maestros espirituales, o al budismo en general. Y no tenemos intención alguna de hacer algo para contrarrestar nuestra acción egoísta.

Si tenemos todas estas actitudes al negarnos a prestar un libro, definitivamente hemos perdido la forma del bodisatva en nuestra vida. Hemos abandonado completamente en nuestro entrenamiento mahayana y perdido todos nuestros votos de bodisatva. Por otro lado, si faltan algunas de estas actitudes y no prestamos el libro, hemos meramente relajado nuestros esfuerzos por mantener la forma del bodisatva en nuestra vida. Aún tenemos los votos, pero de forma debilitada.

Debilitar los votos

Transgredir uno de los dieciséis votos sin que esté presente ninguno de los cuatro factores vinculantes no debilita, de hecho, nuestros votos de bodisatva. Por ejemplo, no prestamos nuestro libro cuando nos lo piden, pero sabemos que es algo incorrecto. No deseamos adoptar esta reacción como una política, nos sentimos incómodos al decir que no, y nos preocupa cómo nos hace quedar nuestra negativa y cómo hace quedar a nuestros maestros. Tenemos una razón válida para negarnos a prestarlo, tal como una necesidad urgente del mismo, o porque se lo hemos prometido a alguien más. Nuestra motivación no es apego al libro ni tacañería. Pedimos disculpas por no poder prestarlo en este momento y explicamos las razones, asegurando a esta persona que se lo prestaremos en cuanto nos sea posible. Para compensar la pérdida, ofrecemos compartir nuestros apuntes. De esta manera mantenemos del todo la forma del bodisatva en nuestra vida.

Al permitir que la influencia del apego y la tacañería crezcan en nosotros, comenzamos poco a poco a debilitar la forma del bodisatva y a relajar nuestros votos. Es importante entender que mantener el voto de abstenernos de no compartir enseñanzas del Darma o cualquier otra fuente de conocimiento no nos libera del apego o la tacañería respecto a nuestros libros. Meramente previene que actuemos bajo su influencia. Podemos prestar el libro, o debido a una necesidad urgente del mismo, no hacerlo, pero seguimos estando apegados a él y continuamos siendo básicamente tacaños. Sin embargo, los votos nos apoyan en la lucha por exterminar estas emociones perturbadoras y lograr la liberación de los problemas y el sufrimiento que traen consigo. Pero mientras más fuertes sean estas emociones problemáticas, más difícil será controlarnos y no permitirles dictar nuestro comportamiento.

Cuando al no prestar el libro, sabemos que está mal, pero lo acompañamos de uno, dos o todos los otros tres factores vinculantes, nos vemos poco a poco más dominados por el apego y la tacañería, y nuestros votos se vuelven cada vez más débiles. Estos constituyen los niveles menor, intermedio y mayor de la corrupción menor (zag-pa chung-ba) de nuestros votos. Por ejemplo, sabemos que está mal no prestar un libro, pero esa es nuestra política y no hacemos excepciones. Si nos sentimos mal por ello, y nos avergonzamos por cómo nos hace quedar esta negativa y por cómo hace quedar a nuestros maestros; la forma del bodisatva que tratamos de dar a nuestra vida no se habrá debilitado demasiado. Pero si adicionalmente nos sentimos felices de nuestra política de no préstamo, y además no nos importa lo que otros piensen de nosotros o de nuestros maestros, estaremos cayendo presas, cada vez más, de nuestro apego y tacañería.

Una forma aún más débil de mantener esta forma en nuestra vida comienza cuando no vemos nada malo en negarnos a prestar un libro. Este es el nivel menor de la corrupción intermedia (zag-pa ‘bring). Al añadir uno o dos de los otros factores vinculantes, debilitamos la forma del bodisatva todavía más, llegando a la corrupción intermedia grave y la corrupción grave (zag-pa chen-po), respectivamente. Cuando los cuatro factores vinculantes están presentes, cometemos una ruptura a los votos raíz y perdemos completamente nuestros votos de bodisatva. De esta forma caemos bajo el dominio total del apego y la tacañería, lo que significa que ya no estamos involucrados en superarlas o en madurar nuestros potenciales para beneficiar a otros. Al abandonar la etapa de la bodichita de acción, perdemos los votos del bodisatva que dan estructura a dicho nivel.


Reforzar los votos debilitados

El primer paso para reparar nuestros votos de bodisatva, si los hemos debilitado o perdido, es admitir que nuestra transgresión fue un error. Podemos hacer esto con un ritual expiatorio (phyir-’chos, phyir-bcos). Tal ritual no implica confesar nuestros errores a otra persona o buscar el perdón de los Budas. Tenemos que ser honestos con nosotros mismos y con nuestro compromiso. Si al momento de romper un voto específico ya sentimos que estaba mal, volvemos a admitir nuestro error. A continuación generamos los cuatro factores que actúan como fuerzas oponentes (gnyen-po bzhi). Estos cuatro factores son:

  1. Sentir arrepentimiento de nuestra acción. El arrepentimiento (‘ gyod-pa), ya sea al momento de transgredir un voto o después de hacerlo, no es lo mismo que la culpa. El arrepentimiento es el deseo de que no hubiésemos tenido que cometer el acto presente o pasado. Es lo contrario a disfrutarlo, o regocijarnos después de haberlo hecho. La culpa, en cambio, es una fuerte sensación de que nuestra acción es o fue malvada, y por ello nosotros mismos somos una persona realmente mala. Al considerar estas identidades como inherentes y eternas nos quedamos pensando en ellas morbosamente, sin soltarlas. La culpa nunca es una respuesta apropiada o útil a nuestros errores. Por ejemplo, si comemos algo que nos hace daño, nos arrepentimos de nuestra acción, pues fue un error. Pero el hecho de haber comido lo que nos enfermó, no nos hace inherentemente malos. Somos responsables de nuestras acciones y de sus consecuencias, pero no somos culpables de ellas en un sentido que nos condena y nos priva de cualquier sentimiento de autoestima o dignidad.
  2. Prometer hacer nuestro mejor esfuerzo para no volver a cometer este error. Aún si tuvimos tal intención al momento de romper el voto, reafirmamos conscientemente esta determinación.
  3. Volver a la base. Esto quiere decir reafirmar la dirección positiva y segura en nuestra vida y volver a dedicar nuestros corazones a obtener la iluminación para el beneficio de todos. En otras palabras, revitalizamos y reforzamos nuestro refugio y nuestro nivel de bodichita de aspiración.
  4. Llevar a cabo medidas correctivas para contrarrestar nuestra transgresión. Tales medidas incluyen meditar sobre el amor y la generosidad, pedir perdón por nuestro comportamiento poco amable y llevar a cabo otras obras positivas. Actuar de forma constructiva requiere que tengamos sentido de dignidad moral y que nos importe cómo nuestras acciones nos hacen quedar ante aquellos a quienes respetamos. Ambas actitudes pueden habernos faltado al cometer la transgresión, de tal forma que ahora lo contrarrestamos. Aún si al momento de realizar el acto negativo nos sentimos apenados y avergonzados, estos pasos positivos refuerzan el respeto por nosotros mismos y la consideración por lo que otros pudieran pensar de nuestros maestros.¡

Comentarios Finales

Podemos ver que, en realidad, los votos del bodisatva son muy difíciles de perder totalmente. Siempre y cuando los respetemos e intentemos mantenerlos sinceramente como lineamientos, en realidad nunca los perdemos. Esto es porque los cuatro factores vinculantes nunca se encuentran completos aún cuando nuestras emociones perturbadoras nos llevan a romper un voto. Y aún en el caso de mantener una visión distorsionada y antagónica, o de abandonar la bodichita, si admitimos nuestro error, reunimos las fuerzas de oposición del arrepentimiento y demás, y retomamos los votos, podemos recobrarlos y reanudar nuestro camino.

Por lo tanto, al decidir si vamos a tomar los votos o no, es más razonable basar esta decisión en una evaluación de nuestra capacidad de llevar a cabo un esfuerzo continuo por tratar de mantenerlos como lineamientos, y no en nuestras habilidades de mantenerlos de forma perfecta. Sin embargo, es mejor nunca debilitar ni perder nuestros votos. Aunque podamos caminar de nuevo después de rompernos una pierna, quizá quedemos cojeando.